Sea como fuere, la mayoría de las
personas pasamos por este mundo sin pena ni gloria. Aquellos recuerdos que
seamos capaces de proyectar quedarán extinguidos después de la cuarta o quinta
generación de nuestros descendientes, salvo que seamos capaces de dejar algún
tipo de herencia que pueda trascender más allá de nuestros hijos, nietos y
bisnietos, algo que mantenga vivo nuestro nombre y un poquito más, y aquí es
donde podemos hacer mención al objeto que nos ha hecho lanzarnos a las redes a
muchos como yo: el hecho de haber escrito y publicado un libro. Pues sólo
aquello que se empeñen los demás en hacerlo perdurar perdurará, nuestra simple
voluntad no sirve de nada, siempre será necesaria la ayuda de otras muchas
personas aunadas y decididas a concederte una pequeña estampación en la Historia.