En cualquier caso, siempre ha habido
personas (filósofos, matemáticos, alquímicos, astrónomos, escribas…, incluso
trovadores) dedicados en cuerpo y alma a recabar información y conocimientos
que han podido llegar hasta nosotros gracias a su, casi siempre, desinteresado
esfuerzo. Y estos hombres, así como otros que a su vez valoraban la labor
realizada por los primeros, tuvieron la gran idea de crear reductos para
albergar sus escritos y tratados, como han sido y son las afamadas bibliotecas,
lugares realmente inspiradores para cualquiera dispuesto a enriquecer sus
conocimientos.