En
mi afán por escribir una historia
a
un mundo fantástico viajé
y
deseoso de transmitir lo que hallé
lo
volqué a un archivo digital de mi memoria
decidido
a divulgarlo por doquier.
Y
a las “Redes” me lancé entusiasmado
para
percibir de mi escrito los rumores
mas
de forma inesperada quedé abrumado;
¡cuán
enormidad de tuiteros, blogueros y escritores!
Hola, mi nombre es Julio y acabo de
inaugurar mi blog; un blog en el que tengo intención de escribir diversidad de anhelos
y reflexiones sobre asuntos cotidianos del día a día, así como de aquellas
cosas que uno trata de hacer pero cuyo desarrollo y resultado terminan
desviándose de lo que se espera; aspecto muy común a una inmensa cantidad de
personas.
He querido comenzar con una sencilla
rima en la que desvelo la sorpresa y desconcierto que he sentido sobre el
asunto que me ha llevado a sumergirme en las redes sociales, en algunas de
ellas. Y es que hace unos años decidí escribir un libro. La falta de tiempo y medios determinaron que me decidiera
por un género que siempre ocupó un lugar en mi mente: “la Fantasía”. Disfruté
muchísimo inventando mi particular historia, que plasmé en forma de novela,
aunque quizá me extendí demasiado según he podido comprobar al analizar tanto
el tiempo del
que dispone el lector para dedicar a la lectura como las
posibilidades editoriales de mi escrito. En fin, así lo hice y así se ha
quedado.
Aunque fui dándome cuenta “del problema”
en mis andanzas por internet, cuando abordé el asunto editorial, me lleve el
primer gran chasco; la edición tradicional estaba poco menos que vedada para
mí, por el hecho de ser completamente desconocido en el mundo literario.
Después de varios intentos con diversas editoriales sobradamente conocidas, no
logré el menor resultado a favor de mi deseo.
En los últimos tres años, más o menos,
he ido prestando mayor atención a cualquier noticia que tuviese que ver con la
publicación de libros; no he podido quedar más abrumado cuando la afirmación
común de los medios es que (sintetizando enormemente el dato) el mercado
editorial en España ha disminuido en torno a un 30%, eso hablando sólo de edición
en papel, pues aún prevalece, con mucha diferencia además, el mayor gusto por
el pliego que por el formato digital, aunque este segundo da mucho más juego
tanto por el poco espacio que ocupa como por el tema ecológico en cuanto a la
preservación de los tan preciados árboles.
Por otro lado, también me sorprendió el hecho de
que, aunque el mercado editorial haya sufrido un bajón bastante serio, no así
lo ha hecho el número de escritores, que más bien ha aumentado, de manera que
en nuestro país se escribe bastante más de lo que se es capaz de leer. Eso
quiere decir que una gran parte de los que escribimos una historia vemos, con marcada
frustración, cómo no llega a ser leída más que por unos pocos o incluso por
nadie. Resulta bastante triste. Pero, aparte de la economía de cada cual, que
no deja de ser un factor primordial, existe un problema de base bastante serio,
extraordinariamente común y de muy difícil solución para todo aquél que sienta
el deseo de leer: la ineludible falta de tiempo. (Continuaré)
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